sábado, 1 de diciembre de 2007

De amores y contradiccion

Me sumo a la petición de Gaurello y levanto mi sentido manifiesto en estos palimpsestos, dado mi trabajo en Fundación chile estuve de recorridos patagónicos en Coyhaique por cinco lunas, mis anales difícilmente recordarían como levantar estas humildes venturas en este decante de sentires, solo de regreso al fulgor del hogar he podido subir-me a cabalgar junto a ustedes, abusando de este espacio pues con mucha suerte y alguna mistela inundando mis venas recordaría si quiera una clave para acceder a estos misterios.

Aprovecho de contarles que fui aceptado en un doctorado en educación en la Universidad de Sevilla, estudiare aquí en chile y comienzo mis clases el 14 de enero…brindo por eso también.

“Solo quería hoy recordar desde le frío de Coyhaique a nuestro jinete Andrés
ni se cuantos soles corren desde su fulminante decidir pero hoy es el sol, la luna y el viento que recuerda al flaco, pajarraco Andrés

Especialmente hoy un fuerte abrazo a todos y cada uno de los amigos, fundadores, compañeros de esta comunión de versos y el recuerdo también al Juanjo Peñaranda, por que no a Pablo Hernández y Fco Arab, El Papa de Pedro, Del Tati, la mama de los Yánez, Sebastián León, La primera hija del Willi, mi papa y tantos otros que por los misterios gloriosos de la vida, desconozco en su devenir

Yo al menos elevo mi copa y brindo por ese hermoso festín de vida, misterio
y contradicción”

Daniel

3 comentarios:

Unknown dijo...
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Unknown dijo...

Hola, Daniel...Me alegra saber de ti. Pasamos tantas cosas juntos, estando yo en el colegio. Te agradezco que te hayas acordado de mi madre y de todos los que ya no están. No tenía idea que estabas tan lejos. Ah, también agradezco la "Santa paciencia" que tuviste esa vez en el taller. Suerte, Chino.

Pedro Urzúa Frei dijo...

Alguien el otro día pidió que lo que escribimos en el mail, mejor lo reflejaramos acá para que quede para la posteridad... así que cumplo:

Que fuerte en realidad, tantas pérdidas a tan corta edad. Y no sólo lo digo por los padres y madres de algunos (que en cierto modo sería más natural), sino por nuestros compañeros. Antes de cumplir 30 ya habíamos perdido a Pablo Hernández, al Boliviano, a Andrés y al Pancho Arab.



Pablo fue uno de mis grandes amigos en la básica, de hecho, como en mi casa no me podían ir a buscar de chico (porque no había nadie a esa hora), algunos días en la semana me quedaba hasta la tarde en el colegio chico. Algunas veces jugando con Gonzalo Prat, que no sé porque también se quedaba, pero otras tantas con Pablo en su casa, tomando once con el Chico Hernández, escapando del perro que siempre me dio miedo. Ahí aprendí a tomar yogurt, ya que antes siempre dije que no me gustaban.



Con Peñaranda me pasó una cosa curiosa. Yo ya estudiaba periodismo y la noche anterior había soñado que atropellaban a alguien cercano y que por algo extraño, no podía asistir al funeral. En eso llegó Gonzalo a buscarme a la escuela (éramos vecinos universitarios) y me contó lo que había pasado, que esto había sucedido en Usa y que los funerales en Bolivia. Imposible ir.



Del Pancho Arab me enteré por la prensa. Fue fuerte por el tipo de muerte, pero también me llevó a cuestionarme mucho. Me gustaría haber sido más maduro cuando lo recibimos en el curso, haber sido más tolerante. Creo que hice el intento de acercarme a él, pero no hice nada para protegerlo cuando lo necesitaba. Creo que me dejó una gran enseñanza.



La muerte de Andrés la supe tardiamente. Con él, aunque no nos juntábamos, me encontraba a cada rato en la calle o en el metro. Eran encuentros casuales pero llenos de alegría. Me abrazaba y me levantaba hasta el cielo, con eso abrazos entre torpes y fuertes que daba. Pero siempre me dejaba contento. Nos reíamos un poco y hablábamos de nuestras vidas en esos breves minutos entre estación y estación. Pero un día me dijeron que ya no estaba más.



Hace poco recibí otra noticia igual de fuerte: la muerte de la mamá del Pollo y el Chino. Para mi doblemente fuerte, ya que ella además fue amiga de mi mamá (compañeras de colegio). Junto con la mamá de Gonzalo, Juan Ignacio, Ratón Vergara, Pedro y otros más, era la que más conocía. No puedo contar la cantidad de veces que estuve en esa casa junto a ella, con la tía retando al Pollo por dispararle a los gatos o con el Chino haciendo bailar break al culli. Nos retaba, pero también se reía con nosotros.

MAF